
Su consumo no genera, por lo menos aparentemente, preocupación social, aunque las últimas investigaciones ponen cada vez más de manifiesto que acarrea serios problemas psíquicos.
El consumo de cannabis, en cualquiera de sus diferentes variantes (hachís, marihuana o aceite de hachís) provoca una serie de daños orgánicos y psíquicos:
• El hecho de fumar sin filtro, aspirando profundamente el humo, reteniéndolo en los pulmones, apurándole hasta el final, favorecen a enfermedades como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar o el cáncer de pulmón.
• Alteraciones en el sistema cardio-circulatorio, provocando taquicardias.
• Hay datos más que suficientes para asegurar que hay una relación entre consumo crónico del cannabis y los trastornos mentales (depresiones, esquizofrenias…).
En cuanto al daño psíquico: dificultades para el estudio, ya que disminuyen las funciones de atención, concentración, abstracción y memoria, obstaculizando de esta manera el aprendizaje; reacciones graves de ansiedad, y en aquellas personas con predisposición a padecer trastornos mentales pueden provocar su aparición o agravar los que ya tiene.
Hay algunos síntomas que nos pueden hacer pensar de un abuso o dependencia del cannabis:
• Abandono del grupo de amigos no consumidores
• Desinterés por actividades que no tengan relación directa con el consumo.
• Preocupación por disponer de cannabis.
• Uso compulsivo del cannabis.
• Problemas de rendimiento escolar o laboral.
• Irritabilidad, agresividad, inquietud, nerviosismo, disminución del apetito y dificultades para dormir, que ceden al consumir cannabis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario